Cuanto más debería cuidar su imagen, su discurso y su tono de voz, el Presidente Alberto Fernández hace todo lo contrario. Grita, miente y no sabe cómo salir del escándalo por las fiestas nocturnas que organizaba en la Residencia Presidencial de Olivos durante la cuarentena estricta que debieron cumplir todos los argentinos.
Después del discurso de ayer del mandatario argentino, miles de ciudadanos se manifestaron en la Plaza de Mayo y en la Quinta de Olivos para dejar una piedra con el nombre del familiar fallecido por covid que no pudieron despedir en su momento. Se vieron muchas lágrimas, muchas escenas de dolor de parte de argentinos que no pudieron ver a sus familiares en los últimos instantes de vida, pero que al mismo tiempo ahora se enteraron que mientras ellos lloraban la muerte de un familiar, en Olivos, el Presidente Alberto Fernández organizaba cumpleaños y cenas con amigos.
Si de verdad, el Jefe de Estado quería pedir perdón por las fiestas de Olivos, porque no concurrió ayer a la Plaza de Mayo y a la puerta de la Quinta de Olivos para acompañar a los familiares de los argentinos fallecidos por covid. Hubiese sido un acto de cercanía con aquellos argentinos que lloran todos los días el fallecimiento de un familiar. Pero no, el mandatario argentino prefirió quedarse con sus funcionarios mas cercanos y gritar en un acto con militantes kirchneristas.
Un ciudadano argentino que llevó ayer una piedra a la Plaza de Mayo con el nombre de un familiar muerto, afirmó hoy a Política3D: «El dolor que tenemos es mas grande y mas fuerte que ayer, devuelvan nuestras piedras», le pidió al Presidente Alberto Fernández. Es que en la madrugada de hoy un grupo de personas retiró todas las piedras que habían depositado en la Plaza de Mayo los familiares de los argentinos fallecidos por covid. La decisión de retirar esas piedras por parte del cuarto gobierno kirchnerista, demuestra que Alberto Fernández ya padece un peso insoportable en su conciencia debido a los más de 100.000 muertos por covid que ya tiene la Argentina, que sumados al Vacunatorio Vip, a los más de tres millones de nuevos pobres y a las fiestas nocturnas en la Residencia Presidencial de Olivos con la presencia del Jefe de Estado, conforman un escenario muy complicado para el Gobierno Nacional.
A su vez, y para que el Jefe de Estado pueda recuperar credibilidad de cara a la opinión pública, estaría interesante que se presente ante la Justicia para explicar porqué organizaba fiestas en Olivos cuando regía un decreto firmado por él mismo, que prohibía las reuniones sociales. Sería una manera de mostrar iniciativa política y una manera sincera de pedirle perdón a la sociedad argentina que en su gran mayoría respetó la cuarentena más larga del mundo, y que en muchísimos casos esa misma cuarentena desencadenó el cierre de empresas y comercios destruyendo millones de puestos de trabajo.
