Presidente de la Nación, Mauricio Macri
Hoy, en Santa Fe, nos reunimos con los presidentes de la región para una nueva Cumbre del Mercosur y países Asociados. Una Cumbre muy especial que nos permite celebrar un hito histórico en nuestra integración y proyectar juntos el trabajo que tenemos por delante.
Cuando asumí como presidente de la Argentina, lo hice convencido de que el Mercosur necesitaba afianzarse como espacio estratégico para fortalecer las relaciones económicas y comerciales entre sus miembros y el mundo y, sobre todo, para ampliar sus lazos de inserción y cooperación internacional; un espacio para promover y proteger los valores democráticos que compartimos, como la calidad institucional, la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
Con esto en mente, invité a los países miembros y asociados a trabajar en conjunto para consolidar el bloque. Fueron tres años y medio de trabajo en los que logramos avanzar hacia una integración efectiva, renovada, que nos permitió transformar las políticas en beneficios concretos para nuestros ciudadanos. Avances que nos ayudan y nos van a ayudar cada vez más crecer, desarrollarnos y reducir las desigualdades de nuestra región.
Solo en esta primera mitad del año, en la que nuestro país ejerció la presidencia pro tempore, logramos grandes avances tanto a hacia adentro como hacia afuera del bloque. Tal como hicimos en nuestro país, lo primero fue ordenarnos. Impulsamos una reforma de la estructura institucional del Mercosur, con el objetivo de simplificar y modernizar su organización, cerramos un presupuesto único para facilitar el financiamiento y hacer un uso racional de nuestros recursos.
Pusimos sobre la mesa la cuestión de género, con la Recomendación sobre Protección de Mujeres víctimas de Violencia de Género, para que, por ejemplo, cualquier restricción perimetral pueda ser reconocida para una mujer argentina en los otros países. Y logramos otros objetivos, como el cobro de tarifas locales por el servicio de roaming, para que todos los que viajan por la región o los que viven en zonas de fronteras puedan estar mejor conectados.
Y el gran fruto de este tiempo fue, sin dudas, el acuerdo con la Unión Europea, un hito en la historia mundial. Hacía más de 20 años que se negociaba este acuerdo: el diálogo comenzó por 1995 y, desde ese momento, fue un objetivo compartido por todos los gobiernos; es que un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores casi una cuarta parte del PBI mundial- es, sin dudas, algo que cualquier gobierno buscaría alcanzar. Y lo logramos.
Este acuerdo histórico va a potenciar el comercio y las inversiones con el bloque económico más importante del mundo. Con él, le estamos dando al mundo la clara señal de que estamos comprometidos con la integración, con el comercio, y, sobre todo, que queremos actuar con reglas claras.
Pero lo más importante es que este acuerdo no es un punto de llegada, sino un punto de partida para la Argentina y para todos los miembros del Mercosur. Es un paso para seguir apostando a la consolidación institucional del bloque, la oportunidad para llevarlo al siglo XXI. Un paso para seguir profundizando las negociaciones en curso e impulsar nuevas, como la convergencia con la Alianza del Pacífico, donde tenemos el potencial de construir una región productiva entre ambas costas.
En definitiva, este paso que dimos es un avance en la inserción inteligente de la Argentina en el mundo, porque sabemos que el crecimiento y desarrollo sostenible que vamos a lograr para nuestro país no se puede dar aislado, solo es posible con más y mejor integración internacional. Por eso tenemos que seguir desarrollando y fortaleciendo alianzas como la del Mercosur, con la tenacidad que requieren las políticas de Estado; aquellas que van más allá de los nombres y los gobiernos, aquellas que ponen a la gente en primer lugar, aquellas que construyen futuro y nos permiten proyectar en grande.
