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Duro comunicado de la Iglesia sobre la desnutrición y muerte de niños indígenas
Ante las muertes por desnutrición de niños wichís en el norte argentino, la Iglesia exigió acciones concretas y reclamó no permanecer indiferentes frente a la realidad “angustiante” de las comunidades indígenas.
Fuentes informativas del norte argentino, confirmaron que al menos seis de los siete niños que murieron en dos semanas pertenecen a comunidades aborígenes que residen en zonas muy carenciados del norte de Salta.
La primera muerte de un niño salteño relacionada a la desnutrición infantil en el 2020 se dio el 7 de enero, cuando un niño de 2 años y medio murió en el Hospital Materno Infantil.
El 11 de enero perdió la vida otro pequeño wichí de dos años que residía en Misión El Qebrachal. Ese mismo día se produjo otra muerte de un pequeño de dos años en el Hospital de Santa Victoria Este. Vivía en la comunidad wichí de Rancho El Ñato.
La cuarta muerte fue de una niña de dos años de Morillo. La pequeña perdió la vida en un hospital de Orán.
El 21 de enero, un niño de ocho meses murió en el Hospital Perón de Tartagal. En ese caso, se detalló que el pequeño perdió la vida a causa de un cuadro respiratorio. En tanto, la sexta muerte ocurrió el 26 de enero, cuando un chico de un año y 10 meses murió en el hospital de Embarcación a raíz de un paro cardiorrespiratorio, relacionado a un cuadro de desnutrición y de deshidratación.
Asimismo, fuentes oficiales afirmaron que al menos 32 niños de comunidades wichí permanecen internados por desnutrición y otros 160 fueron registrados con muy bajo peso en distintos parajes del norte de la Provincia de Salta.
Con respecto a esta grave situación, desde la Iglesia emitieron un duro comunicado sobre la desnutrición y muerte de niños indígenas.
Mensaje de la Iglesia sobre la desnutrición y muerte de niños indígenas
A la luz de la Exhortación apostólica “Querida Amazonía”, queremos invitarlos a mirar la realidad angustiante que viven los pueblos y comunidades originarias y también criollas de la región de nuestro Chaco Argentino, por la desnutrición y muerte de los niños, la falta de agua potable y otros flagelos.
No podemos dar respuestas inmediatas a las urgencias sociales y sanitarias que viven muchas comunidades, pero sí asumir una actitud misericordiosa que nos libere de la indiferencia y del sensacionalismo mediático y nos haga solidarios con sufrimiento de los más olvidados.
Estas palabras del Papa Francisco, referidas a la Amazonía nos ayudan a comprender la actual situación que viven los pueblos originarios en nuestro Chaco argentino: “La disparidad de poder es enorme, los débiles no tienen recursos para defenderse, mientras el ganador sigue llevándose todo… poderes locales, con la excusa del desarrollo, participaron de alianzas con el objetivo de arrasar la selva de manera impune y sin límites” (QA13).
Una sociedad que no sabe cuidar de los niños y de los grupos más vulnerables corre serios riesgos de implosión y muerte. No podemos hipotecar nuestro futuro ni dejar que nos roben la esperanza, ya que no es posible “morirse de hambre en la tierra bendita del pan».
Es necesario escuchar el clamor de las comunidades originarias, que nos interpela como Iglesia y como sociedad, comprometiéndonos a dialogar y articular, desde ENDEPA, con las organizaciones de la sociedad civil que acompañan diversos emprendimientos comunitarios y de asistencia en el territorio, y con los gobiernos locales, provinciales y nacional, acciones concretas y también estructurales, que modifiquen la realidad actual.