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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
Esta semana, el Ministerio de Hacienda comunicó las metas fiscales para el período 2017-2019, estableciendo un déficit primario de 4,2% del PIB para este año, acorde a lo previsto en el Presupuesto 2017. Asimismo, el organismo anticipó una persistente reducción del rojo fiscal para los próximos dos años, recortando 1 punto del Producto por período, alcanzado un 3,2% en 2018 y un 2,2% en 2019. Para el cumplimiento del plan del corriente año se marcaron objetivos trimestrales, aunque indicativos, que proveerán de mayor previsibilidad a la política fiscal.
Desde el Ministerio explicaron que estos porcentajes serán alcanzados por la reducción gradual de los subsidios, un gasto público que no crecerá en términos reales y el congelamiento de la planta de personal, sin preverse despidos. Al mismo tiempo, a través de la consolidación fiscal se pretende garantizar la capacidad de planificación a largo plazo y, de esta forma, reducir el costo de financiamiento.
Los anuncios se complementaron con novedades que apuntan a una mayor transparencia, con un calendario prefijado de publicaciones, mayor apertura de datos disponibles y modificaciones en la metodología del cálculo del resultado fiscal, estos últimos con un impacto neutro en los números del resultado primario, pero que jugarán en contra marginalmente en la medición del resultado financiero, es decir, después del pago de intereses. Lo cierto es que el nuevo esquema de difusión de la información también suma previsibilidad, un elemento clave para seguir recomponiendo la credibilidad perdida en la última década.
Por otro lado, dando los primeros pasos en el cumplimiento del programa 2017, el Ministerio de Hacienda informó el resultado fiscal de enero, el cual arrojó un superávit primario de $ 3.587 millones, exhibiendo una mejora interanual de $741 millones (384%). Los datos del mes estuvieron influenciados por los recursos provenientes del blanqueo, el crecimiento de la actividad económica y un cuidadoso manejo del gasto, que experimentó un alza del 37,9% anual, similar a la inflación del período e inferior al incremento de los ingresos del fisco (40%).
Entre la nueva apertura de gastos corrientes publicada (tendiente a informar mejor en qué gasta el Estado), se destacó el incremento del 42% de prestaciones sociales, las cuales explicaron $6 de cada $10 del aumento de los gastos del mes, según informaron las fuentes oficiales. La suba de este apartado estuvo concentrada en mayores pagos de jubilaciones, pensiones y asignaciones (que sumadas aumentaron un 46%), compensadas por una reducción de los subsidios (-6,7%), tendencia que se prevé se sostenga a lo largo del corriente año. En cuanto a los gastos de capital, se destacaron los incrementos en las reparticiones de viviendas (+190%), agua potable y alcantarillado (+87%), y transporte (74%), reflejo de los planes de obra pública en marcha.
Ahora bien, con la vista puesta en el mediano plazo, el ordenamiento fiscal será posible no sólo si se avanza en una mejora en la composición del gasto público, sino si alcanza el crecimiento económico esperado. Y frente a este punto clave, esta semana se conocieron indicadores que apuntan en la dirección deseada.
De acuerdo al Índice General de Actividad de Orlando J. Ferreres (IGA-OJF), la economía registró en enero su cuarta suba mensual consecutiva, avanzando un 0,2% en su serie sin estacionalidad (s.e.), tras expandirse un 1,1% en el cuarto trimestre del año pasado respecto al tercero. Como resultado, el IGA-OJF se ubicó un 1,5% por debajo de los niveles de un año atrás, recortando significativamente la contracción promedio de 2,8% que experimentó en 2016. Asimismo, de acuerdo al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicado por el INDEC, la actividad agregada presentó un alza del 1,6% mensual en diciembre (s.e.), culminando el cuarto trimestre con una suba de 0,9% con relación al tercero. De este modo, el EMAE presentó una baja interanual del 0,1% en diciembre, que compara con una disminución promedio del 2,3% el año pasado, dejando un arrastre nulo para el 2017.
En este repunte de la actividad agregada viene desempeñando un rol importante el agro (con una cosecha de trigo de 18 millones de toneladas, la mayor de la historia argentina), junto con una sostenida recuperación de la industria, que en enero registró su cuarta suba mensual consecutiva (0,9%), con un rebote de casi 6% desde el piso de mediados del año pasado, según la medición de FIEL. Este avance manufacturero es impulsado, principalmente, por la rama automotriz, una de las más golpeadas en 2016, pero que presenta favorables perspectivas para 2017, con un alza del 50% interanual en enero. Otra actividad que presenta mejoras es la construcción, a partir del impulso de la obra pública, aunque también con positivas perspectivas para la obra privada, según diversas encuestas cualitativas o el crecimiento de la cantidad de escrituras, reafirmando la expectativa de una recuperación más difundida de esta actividad en el año que recién comienza.