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Ciudad de Buenos Aires: Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

En la última semana, se consolidó el buen clima financiero, con mejora del precio de los bonos y caída del riesgo país, combinado con el valor del dólar por debajo del piso de la “zona de no intervención”, escenario que habilita al Banco Central a seguir comprando dólares para recomponer reservas internacionales, relajar en el margen las metas monetarias y expandir por desarme de Leliqs, con tasas de interés en gradual baja. Se trata de un escenario que ayuda a descomprimir las tensiones financieras vislumbradas durante buena parte del año pasado, el cual combina buenas noticias del provenientes del exterior, con datos que apuntan a una corrección de los desequilibrios macroeconómicos locales (fundamentalmente externos y fiscales), junto con un Banco Central que explicitó que se mostrara prudente a la hora de ir relajando las condiciones monetarias, elemento que ayuda a profundizar el fortalecimiento del peso.

En lo que respecta a las variables del sector externo, esta semana el INDEC informó que la balanza comercial de bienes alcanzó en diciembre un saldo positivo de USD 1.369 millones, en lo que fue el cuarto mes consecutivo de superávit y el saldo positivo mensual más importante en 4 años. Con estos datos, el año 2018 finalizó con un déficit comercial de USD 3.820 millones, reduciéndose a menos de la mitad del “rojo” observado el año previo (USD 8.309 millones), pero con una clara diferencia entre los primeros 8 meses, en los que se acumuló un déficit de USD 6.768 millones, y el último cuatrimestre, cuando el balance se tornó superavitario por USD 2.945 millones. El retorno al superávit comercial a partir del mes de septiembre hace prever, a su vez, una marcada reducción del déficit de Cuenta Corriente del Balance de Pagos en el último trimestre de 2018, el cual (según estimaciones del propio Banco Central) se ubicaría en niveles anualizados cercanos a 1,2% del PIB, que comparan con valores previos del orden de 6% del Producto.

Este regreso del superávit comercial coincidió con el punto de inflexión en la dinámica de las importaciones, que comenzaron a mostrar un retroceso bien definido también a partir del mes de septiembre (-24% interanual en los últimos cuatro meses). Las exportaciones, en tanto, que empezaron a exhibir un crecimiento más sólido en noviembre y diciembre, acumularon un incremento de 5,1% en todo 2018, el cual se consolidaría en los primeros meses de 2019 con el ingreso de la nueva cosecha, que aportaría unos USD 6.000 millones más en términos de exportaciones agrícolas que el año pasado, cuando se vio severamente afectada por la sequía. Esta mayor oferta de divisas (actual y esperada) es un elemento clave que, junto con las buenas noticias del exterior y las elevadas tasas de interés domésticas, viene ayudando a consolidar la calma cambiaria.

Por otro lado, en lo que tiene que ver con la reducción del riesgo país y el repunte del precio de los bonos argentinos, a la mejora del clima financiero internacional y el retorno de los flujos de capitales a las economías emergentes, se agregan datos positivos por el lado de las cuentas fiscales. Esta semana, el Ministerio de Hacienda difundió el resultado fiscal del mes de diciembre, el cual mostró una nueva reducción del déficit primario en términos reales (23,4%), a pesar del refuerzo de salarios y prestaciones sociales que tuvo lugar en el último mes del año pasado.

En todo 2018, el déficit primario sumó 2,4% del PIB, cifra que se eleva a 2,66% del Producto cuando se considera el denominado “Programa de inversiones prioritarias”. De este modo, el gobierno logró cumplir con la meta de 2,7% del PIB prevista en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el año pasado y reducir el déficit primario en 1,1 puntos del Producto frente a 2017, cuando había alcanzado un 3,8%. El gasto primario cayó hasta un 20,9% del PIB (-1,8 puntos porcentuales versus 2017), acumulando una reducción de 4 puntos del Producto desde el año 2015.

Finalmente, en los últimos días se divulgaron también una serie de indicadores que capturaron la contracción del nivel de actividad verificada en el tramo final del año pasado, aunque se podría estar cerca de alcanzar un piso, en un contexto financiero más calmo, inflación en baja y ante el ingreso de la nueva cosecha. De acuerdo al Estimador Mensual de Actividad Económica del INDEC, la economía se retrajo un 2,3% en su medición sin estacionalidad (s.e.) frente al mes de octubre, promediando una caída de 2,2% para el cuarto trimestre del año en relación al tercero, de mantenerse constante el nivel de actividad durante el mes de diciembre. A su vez, en la comparación con noviembre de 2017, la actividad se contrajo 7,5%, acumulando una caída de 2,2% en los primeros 11 meses de 2018.

El comercio y la industria continúan siendo dos de los sectores más afectados, mientras que, en el extremo opuesto, el agro volvió a mostrar números positivos, recuperándose de los efectos de la sequía. Esta tendencia se profundizaría en los próximos meses, adquiriendo particular impulso con el ingreso de la cosecha de soja y maíz en el segundo trimestre, período a partir del cual la actividad agregada podría comenzar a registrar un cambio de tendencia.

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