Buenos Aires: El Aumento de la luz afecta la economía familiar | Política 3D

En el marco de la actualidad de la Ciudad de Buenos Aires, y a través de una reciente entrevista con Canal E, Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de Almaceneros, ofreció un análisis claro y directo sobre el impacto económico que ha generado el reciente incremento de la tarifa eléctrica en los hogares argentinos. Según el dirigente, este ajuste no solo ha afectado directamente el presupuesto familiar, sino que también ha ocasionado una notable caída en las ventas del sector minorista, especialmente en los pequeños comercios.

El impacto del aumento de la luz en la economía hogareña

El aumento de la tarifa de la energía eléctrica ha sido un duro golpe para las economías familiares. Como lo expresó Savore, “tras el incremento de la luz, la economía familiar se vio afectada”, dado que los salarios actuales no alcanzan para cubrir los gastos esenciales, sumados al costo de los servicios públicos. La necesidad de ajustar el presupuesto mensual ha llevado a que las familias tomen decisiones más estrictas sobre sus compras, lo que afecta directamente el consumo en los comercios de proximidad.

Savore destacó que este panorama no solo se refleja en los pequeños almacenes, sino también en las grandes cadenas de supermercados, donde los consumidores han cambiado notablemente sus hábitos de compra debido a la pérdida de poder adquisitivo. “Hoy en día, llenar un carrito de supermercado para una familia puede llegar a costar entre 200.000 y 300.000 pesos”, indicó.

Cómo se ha modificado la modalidad de compra minorista

Una de las consecuencias más visibles de la crisis económica y el aumento en los servicios, como la electricidad, es la transformación en la modalidad de compra. Fernando Savore señaló que muchas personas han dejado de realizar compras mensuales o semanales como antes, y ahora prefieren hacer compras diarias más pequeñas. “La gente organiza su consumo día a día, evitando desembolsos grandes”, aseveró el vicepresidente de la Federación de Almaceneros.

Este cambio en el comportamiento de compra también ha impulsado una mayor preferencia por marcas más económicas, muchas de ellas producidas por pequeñas y medianas empresas (pymes), que han ganado terreno frente a las grandes marcas. Mientras una marca reconocida puede tener un precio de 4.500 pesos, una alternativa de una pyme puede ofrecer el mismo producto por 1.900 pesos, puntualizó Savore.

La caída de ventas y el auge de los pagos virtuales

Otro dato importante que compartió Savore es que la gran baja en las ventas minoristas se produjo luego del ajuste tarifario de la energía eléctrica. Las familias, con presupuestos más ajustados, han reducido sus gastos y recurren cada vez más a usar tarjetas de crédito y otros medios de pago virtuales. “Cerca del 80% de las personas paga sus compras mediante métodos virtuales”, aseguró el dirigente, subrayando que este cambio obliga a los negocios a adaptarse y ofrecer diversas opciones de pago digital.

Asimismo, mencionó que muchos comerciantes observan una marcada disminución en las ventas a partir de la segunda mitad de cada mes, cuando el dinero empieza a escasear en los hogares. Esto obliga a los comercios a explorar alternativas como ventas online y promociones bancarias para atraer a los clientes.

Un futuro incierto para los comercios

El escenario que describió Fernando Savore refleja claramente la crisis que atraviesa la Argentina, donde los ajustes en los precios de servicios esenciales como la electricidad han agravado la delicada situación económica de las familias y, en consecuencia, de los comercios minoristas. Hasta que los salarios no aumenten, será difícil que el sector pueda recuperarse completamente. Los pequeños y medianos negocios tendrán que seguir adaptándose a los nuevos hábitos de consumo y formas de pago para poder sobrevivir en este contexto.

Con este análisis detallado, desde Política 3D continuamos siguiendo de cerca la evolución de la economía familiar y su impacto en el comercio minorista, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde se observa claramente cómo los incrementos tarifarios influyen en el consumo diario y en la subsistencia de los pequeños comercios.