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Vinos en Buenos Aires: 5 imperdibles – Política 3D
Conocé los 5 vinos más destacados en Buenos Aires. Ideal para los amantes del vino y de la enología argentina.
En el marco de la actualidad porteña, la Ciudad de Buenos Aires y los buenos vinos van de la mano. Por ser protagonista de los asados, de encuentros con amigos, de cena-shows de tango y, fundamentalmente, de las sobremesas porteñas. Los mejores ejemplares se pueden encontrar tanto en tiendas especializadas como en mercados convencionales, pero es importante saber qué comprar. Por eso, te presentamos 5 tipos de vinos producidos en el país para que puedas disfrutar en Buenos Aires y llevarte de regreso a tu casa.
Malbec: Vino tinto corpulento con taninos suaves y aromas frutales
Por más que sea de origen francés, la uva Malbec se adaptó muy bien al suelo argentino. Tanto es así que se convirtió en un referente de la enología argentina e incluso muchos lo catalogan como el vino nacional. Con niveles de producción únicos en el mundo, las vitivinícolas se expanden a lo largo de todo el país, pero el 86% se concentra en Mendoza. Va muy bien acompañado con asado o una picadita con queso roquefort. Si estás en Buenos Aires, no puedes dejar de probar un Malbec en alguna de las bodegas urbanas que proliferan en la ciudad.
Bonarda: Vino tinto con bajo contenido de taninos
La Bonarda es la segunda cepa más plantada en el país y algunos incluso la consideran el «nuevo» Malbec, debido a su enorme potencial. La diferencia entre la que se encuentra en Italia con la versión argentina es que tiene características similares a la rarísima uva Douce Noir, de la región de Savoie, Francia. Su producción también se concentra en la provincia de Mendoza (además de San Juan). Con un color intenso y oscuro, recomendamos combinarlas con unas ricas empanadas de carne. En Buenos Aires, podrás encontrar excelentes Bonardas en restaurantes de parrilla que ofrecen esta joya enológica como acompañante de platos típicos.
Torrontés: Vino blanco fresco, frutal, con bajo contenido de taninos
Mientras que el Malbec es el tinto argentino por excelencia, el Torrontés es su versión en vino blanco. A diferencia de todos los demás, esta uva es nativa del país y se cultiva principalmente en el noroeste argentino. Incluso existen tres tipos de Torrontés: el mendocino, el sanjuanino y el riojano. Cada uno tiene sus propias características, pero el riojano es el que más se ha consolidado en el mercado, con varios premios internacionales en su haber. En los bares y restaurantes de Palermo y San Telmo, el Torrontés es una opción refrescante para las calurosas noches porteñas.
Cabernet Sauvignon: Vino tinto elegante y sutil, con taninos robustos y aromáticos
Considerada la reina de las cepas (buena parte de los grandes vinos argentinos se elaboran con ella), el Cabernet Sauvignon cobró relevancia internacional por su fácil adaptabilidad. En Argentina se produce en las provincias del oeste y, dependiendo de su región, los aromas difieren. Más que nunca aplica la frase «cuanto más viejo, mejor». Buenos Aires cuenta con numerosos wine bars donde podrás disfrutar de catas especializadas de Cabernet Sauvignon, destacando las diferencias regionales.
Merlot: Vino tinto suave y con complejidad aromática
Su producción continúa siendo baja pero su calidad es muy alta. En Argentina, los mejores vinos provienen del Valle de Uco, en Mendoza, y de la Patagonia, debido a sus ubicaciones elevadas y de clima fresco. El maridaje ideal es con una carne asada con chimichurri. No te pierdas la oportunidad de degustar un buen Merlot en alguna de las bodegas boutique que se encuentran en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires.
Vinos en Buenos Aires
La presencia de vinos de alta calidad en la Ciudad de Buenos Aires no es una coincidencia, sino el resultado de una política que ha permitido a los productores locales posicionar sus productos en un mercado cada vez más exigente. La política se basa en tres dimensiones fundamentales: la calidad del producto, la innovación en la producción y la sostenibilidad. Gracias a esta estrategia, Buenos Aires se ha consolidado como un destino imprescindible para los amantes del vino, ofreciendo una experiencia única que combina tradición y modernidad.