Por David A. Cohen, Abogado. Subsecretario de Asuntos Políticos e Institucionales de la Legislatura Porteña.
Las crisis sociales dejan marcas en la historia y ponen sobre relieve situaciones que muchas veces pasan inadvertidas. En este caso quisiera detenerme en el comportamiento de cierta parte de nuestra dirigencia política y la necesidad de estar a la altura de las circunstancias.
Es mucho lo que se ha escrito sobre esta pandemia que azota al mundo entero, pero muy poco sobre el comportamiento de aquellos que deben gestionarla, y la disposición que se necesita para enfrentar lo que no se conoce. Todos hubiésemos querido alcanzar mejores resultados, pero a esta altura hemos superado las 75.000 muertes, son demasiadas personas que ya no están, familias golpeadas, mucho dolor y la permanente sensación de que el esfuerzo ha sido insuficiente.
Frente a esta situación, la ciudadanía no espera otra cosa que respeto, humildad, pero por sobre todas las cosas que de una vez por todas la política se ponga al servicio de la gente, a través del camino del diálogo y el consenso, y no el de las discusiones estériles y las chicanas constantes.
Quiero compartir algunos datos en materia de Educación. El 19 de abril pasado, en la Provincia de Buenos Aires se alcanzaban 10.515 casos de Covid y en la Ciudad 2.996 casos. Un mes después de tomar medidas diferenciadas sobre la presencialidad en la escuela la Provincia alcanzaría 14.055 casos mientras que en la Ciudad durante el mismo período se alcanzaron 3.060 casos. Estos datos evidencian con claridad que la presencialidad en la escuela no afectó sustancialmente los contagios. En ese mes de presencialidad la curva de casos en la Ciudad se mantuvo estable mientras que ello no sucedió en la Provincia, con escuelas cerradas. En el mismo período de tiempo en la Provincia los contagios subieron un 33% mientras que en la Ciudad un 2%.
Esta situación lejos de traer alivio y consolidar que la escuela no es un espacio de alta contagiosidad, genera tensiones, acusaciones y enojos, todo un despliegue innecesario para evitar tener que reconocer que la medida fue asertiva en la ciudad. Una dirigencia política seria, debería tomar ese ejemplo y trabajar en conjunto para garantizar que los chicos de nuestro país no pierdan más días de clases, que tanto daño les hace y nos hace como sociedad. Sabemos que tenemos que seguir cuidándonos mucho, que la situación sigue siendo crítica, pero que es posible y necesario que los chicos atraviesen la pandemia en sus escuelas, con sus maestros, con protocolos y de manera segura.
Mientras Horacio y Diego en la Ciudad diseñan e implementan estrategias para atravesar mejor la compleja situación que estamos viviendo, pareciera que algunos desean que la presencialidad en la escuela dispare los contagios, porque en este reino del revés en el que nos toca vivir a los argentinos, es para muchos más importante tener razón que alcanzar el bien común.
