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Ciudad de Buenos Aires: Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
El Banco Central comenzó esta semana con la implementación del nuevo plan monetario diagramado en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, basado en un estricto control del crecimiento de la base monetaria y la aplicación de bandas cambiarias, el cual está orientado a reforzar el anclaje de las variables nominales de la economía y ayudar a reducir la inflación.
En lo que tiene que ver con el esquema de bandas móviles para el tipo de cambio, los primeros pasos resultaron positivos, predominando a lo largo de la semana la tendencia a la revalorización del peso. En efecto, tras los movimientos observados en los últimos días de septiembre, cuando el precio del dólar llegó a situarse levemente por arriba de los $41, esta última semana el tipo de cambio marcó un claro recorrido descendente, cerrando el viernes en $37,8 a nivel mayorista, con una baja acumulada de 8,4%. De esta forma, más allá de cierta volatilidad intra-semana asociada a las tensiones externas derivadas de la suba en las tasas de interés en los EE.UU., el valor del dólar experimentó a nivel local la baja semanal más pronunciada desde que se iniciaran las turbulencias en los mercados, en mayo de este año, situándose a su vez 14% por debajo del techo de la banda cambiaria ($44).
La contracara de estos movimientos fue un incremento en las tasas de interés, consistente con la absorción de pesos llevada adelante por la autoridad monetaria. En particular, la tasa correspondiente a las primeras licitaciones diarias de LELIQ promedió un 71%, con máximos de 73%, que representan un incremento de 8 puntos porcentuales de las tasas de referencia respecto a los niveles previos a la implementación del nuevo programa monetario.
Además de las altas tasas de interés en pesos, son varios los factores que ayudaron a quitar presión en el plano cambiario, destacándose que el nuevo esquema si bien incorpora una brecha relativamente amplia entre las bandas para permitir amortiguar eventuales shocks externos, también marca un techo a la cotización que puede alcanzar el dólar, otorgando previsibilidad y contribuyendo a anclar expectativas.
Resulta clave en este aspecto la credibilidad del BCRA en lo que hace a su capacidad de defender el límite impuesto por el techo de la banda. En este sentido, el anuncio de las ventas mediante subastas con un máximo de USD 150 millones diarios, si bien a priori puede parecer insuficiente en relación a los picos de intervención observados en los últimos meses, es importante destacar que su recurrencia a lo largo de, por ejemplo, todo un mes implicaría una oferta de divisas del orden de los USD 3.000 millones, equivalente a los dólares que vuelca al mercado en sus mejores meses el complejo agroexportador. Al mismo tiempo, las intervenciones reforzarían el sesgo contractivo de la política monetaria, contribuyendo a restar presiones en la plaza cambiaria.
Por otro lado, la capacidad de intervención del Banco Central se verá reforzada por la oferta de dólares del Tesoro, que deberá vender parte de los fondos recibidos del FMI para hacer frente a sus necesidades de financiamiento en pesos. En lo que resta de este año, el gobierno recibirá desembolsos por aproximadamente USD 13.400 millones del FMI y USD 1.513 millones de otros organismos multilaterales, mientras que en 2019 contará con USD 22.800 millones del Fondo Monetario y alrededor de USD 3.000 millones adicionales de otros entes multilaterales, debiendo volcar cerca de la mitad de dichas divisas al mercado de cambios para hacerse de los pesos necesarios para cubrir el déficit fiscal y otras necesidades de financiamiento en moneda local.
Todo esto se enmarca, a su vez, en un contexto en el que el ajuste que registró la cotización del dólar en los últimos meses llevó el tipo de cambio real a los niveles más elevados desde 2008, es decir, de la última década. Y, de hecho, en el techo de la banda el tipo de cambio real pasaría a situarse en valores cercanos a los del año 2003, con el agregado de que los términos de intercambio (precios de las exportaciones relativos a los de las importaciones) hoy resultan 35% superiores a los de aquel momento, dotando de mayor potencia a la nueva paridad cambiaria.
En línea con lo anterior, los efectos de la mejora del tipo de cambio real ya comienzan a hacerse evidentes en los números del sector externo, tal como muestra la corrección de la cuenta corriente del balance cambiario. En agosto, esta alcanzó un déficit de USD 396 millones, equivalente a menos de una tercera parte del promedio mensual para 2017, con una mejora tanto en el comercio de bienes como en los pagos por servicios, particularmente en lo que tiene que ver con los egresos por viajes al exterior.
La suba en el tipo de cambio, combinada con las nuevas condiciones de mercado, también se ve reflejada en una menor demanda de dólares para atesoramiento. Las compras por parte de individuos retrocedieron en agosto a USD 1.600 millones (40% menos que en el pico de mayo) y habrían seguido en descenso durante septiembre, con promedios diarios cercanos a los USD 75 millones, de acuerdo a datos parciales del Banco Central.
En suma, el debut del nuevo esquema monetario y cambiario comenzó con un fuerte incremento de los rendimientos en pesos y una menor presión sobre el mercado de cambios. Si bien habrá que seguir monitoreando de cerca su evolución en las próximas semanas, se dieron los primeros pasos para comenzar a anclar las variables nominales e ir recuperando estabilidad y previsibilidad en el funcionamiento de la economía.