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La desesperación de los argentinos que siguen varados en el exterior
En el marco del avance de la pandemia del coronavirus, la desesperación de los argentinos que siguen varados en el exterior va en aumento.
Testimonios de argentinos que están en países extranjeros:
Ciudadana argentina, Elina Castaño:
«No pretendemos que nos paguen ningún pasaje de avión. Estamos pagando una y otra vez y las aerolíneas nos están dejando en banda. Nos están robando a mano armada. Por eso necesitamos que desde Argentina nos ayuden a volver: viajamos antes de que el Presidente hablara de pandemia y tenemos clarísimo que llegamos y hacemos la cuarentena correspondiente. Pero acá en India las cosas se están poniendo cada vez más difíciles y queremos volver. En el hotel en el que estoy, que cuesta 30 dólares la noche, nos están cobrando la mitad. Nos ayudan. Y a veces, si sobra, nos regalan comida. Está todo cerrado y este hotel también va a cerrar. Nos estamos apoyando como podemos: armamos un grupo de varados en India y Nepal y nos hacemos compañía y, si hace falta, nos prestamos dinero. Pero necesitamos volver. Hay gente que necesita volver ya mismo, y necesitamos que nos vengan a buscar».
Ciudadana argentina, Marianela Kapitanchuk:
“Yo ahora estoy en Delhi, en un hotel que nos recibió, pero la situación es bastante hostil, además la situación se está poniendo difícil. Las rutas están cortadas y no hay aeropuerto. Esto hace cuatro días era otro país».
Ciudadana argentina, Julieta Pizarro:
“A la gente que decidió irse hasta Delhi le cancelaron sistemáticamente los vuelos, aún pagando fortunas. Fue muy difícil salir de acá y en la última semana ya era imposible. Los pocos vuelos que salían eran imposibles de pagar”.
Ciudadana argentina, Ana Laura Lloveras:
“A los turistas en este momento nos están tratando bien y nos ayudan solo los que nos conocen. El resto uno siente que se alejan y miran mal. A mí no me pasó nunca hasta ahora en los años que vengo, de hecho aman a los turistas. Pero de repente ahora vas caminando por la calle y no quieren mirarte, no quieren hablarte, te gritan ‘corona’ y es muy incómodo porque no sabés hasta que punto va la violencia, más cuando hay necesidades. Eso es lo que te hace pensar que quizás no es muy seguro quedarse acá”.
Ciudadana argentina, Gabriela Surbán:
“Hoy me duele ser argentina. Acá en Cuba en un momento cuando estábamos a punto de embarcar, una persona de la aerolínea empezó a pedir que los que fueran argentinos se apartaran de la fila porque no tenían permiso para que voláramos con ellos. Una verdadera locura, éramos más de 300 viajeros desesperados y sin entender por qué personas de todas las nacionalidades podían subir, menos nosotros. Vos veías a los embajadores de todos los otros países acá en el aeropuerto, ayudando a su gente, dándoles una mano y haciendo las gestiones para que todos pudieran volver a sus casas. El embajador argentino vino y nos dijo que Copa no había tramitado la autorización para entrar al país, que iba a ver qué podía hacer”.
Ciudadano argentino, Julián Díaz:
“Yo tenían un vuelo directo de Río a Mendoza. Ese vuelo me lo cancelaron y por ende tuve que sacar un pasaje a Brasilia y de Brasilia a San Pablo y de San Pablo a Mendoza. Cuando llegué a San Pablo me cancelaron el vuelo a Mendoza. Sin ningún motivo me dijeron que me lo iban a reprogramar a Ezeiza. Lo acepté sin ningún problema con tal de estar en Argentina. Salía hoy a las ocho de la tarde y nos los volvieron a cancelar. Nos dijeron que lo iban a reprogramar para las dos de la mañana sin ningún motivo”.
Ciudadano argentino, Pablo Soraire:
“Somos por lo menos 200 personas que queremos volver a nuestro país y el Estado argentino no nos deja. Estamos atrapados en Chile. Estuvimos sentados cinco horas esperando que desde Ezeiza autoricen la salida y lamentablemente nos hicieron bajar”.
Ciudadana argentina, Corina Pernas:
“Fue todo una odisea conseguir pasaje y encima nos trataron mal. Tenía que comprar cinco e intenté hacerlo por la aplicación web de Aerolíneas. Me figuraba que había y que costaba $6.670 pero no me dejaba finalizar la compra. Por eso decidimos acercarnos al mostrador para sacarlos por ahí y solucionarlo más rápido. En el aeropuerto, cada pasaje costaba $24.000, es mucha plata igual pero no teníamos alternativa. Pedimos tarjetas y ayuda hasta que los pudimos sacar. La empresa prefería volar con el avión vacío que cobrarnos el precio que realmente costaba. Mi hermana Gabriela está varada en Perú. Tenía vuelo de retorno pero la aerolínea no quiso hacerse cargo y continúa instalada allí».