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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad: LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

En línea con lo que ha sido su actuación en el mercado secundario de Lebacs, el BCRA decidió convalidar un alza en los rendimientos de sus Letras en la licitación realizada este martes. Ello profundizó el sesgo contractivo de la política monetaria, ante una inflación minorista que se ha venido ubicando por encima de lo deseado. Por otro lado, y en consonancia con las expectativas que apuntan a una continuación del proceso de desinflación a partir de mayo, los indicadores de precios mayoristas conocidos esta semana siguen aportando señales que hacen prever una moderación en la evolución futura de los precios al consumidor.

El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) del INDEC experimentó en abril una variación de 0,5% mensual (0,4 puntos menor a la de marzo), en lo que fue su registro más bajo de los últimos 8 meses. La comparación interanual también resultó favorable, con una suba de sólo 18,5%, 16 puntos menor al dato de diciembre del año pasado (34,6%). Al comparar la variación del IPIM con la evolución interanual de los precios al consumidor, ésta última resulta 11 puntos mayor (29,4%), lo que estaría reflejando una recomposición en los márgenes de ganancia minorista, algo que podría quitar presión a las remarcaciones en góndola en los próximos meses (un elemento que, a su vez, se combinará con menores incrementos de los servicios regulados).

Por su parte, el Índice del Costo de la Construcción (ICC) aumentó un 4,4% mensual, aunque impulsado por la entrada en vigencia de un nuevo acuerdo paritario del sector, el cual elevará el valor hora de los empleados de la construcción un 22% en 2017, con un primer incremento de 11% en abril y otro de 10% en julio. Más allá de esto, en abril los materiales de la construcción se encarecieron sólo un 1% mensual, exhibiendo su menor suba desde septiembre, con una variación anual de 19,8%.

En lo que respecta a la actuación del BCRA, éste decidió llevar la tasa de la Lebac de más corto plazo a 25,50%, situándola en línea con los retornos que la autoridad monetaria había impulsado en las jornadas previas en el mercado secundario. De esta forma, el rendimiento de las Lebacs marcó un alza de 1,25 puntos porcentuales en relación a la licitación previa y de 3,25 puntos desde mediados de marzo.

Ahora bien, al mismo tiempo que elevó los rendimientos en pesos para combatir la inflación, el BCRA también se mostró activo en el mercado de cambios, adquiriendo divisas para evitar una mayor apreciación del peso. Con compras de USD 100 millones diarios desde comienzos de mayo, la autoridad monetaria logró elevar la cotización del dólar a $15,62 a mediados de esta semana, acumulando un incremento de 2,3% en diez jornadas.

Los objetivos de darle un sostén a la cotización del dólar son varios. Por un lado, se vinculan a intentar mitigar los efectos colaterales que la suba de tasas tiende a generar en términos de apreciación cambiaria y su efecto contractivo sobre actividades transables, tanto exportadoras como sustitutas de importación. Y por otro, impone volatilidad al precio de la divisa norteamericana, afectando las estrategias de inversión que implican un traspaso de posiciones en dólares a pesos para aprovechar los elevados rendimientos en moneda local (movimiento denominado “carry trade” en la jerga financiera), un factor que ha tendido a exacerbar la apreciación del peso recientemente.

En este marco, sobre el final de la semana sorprendieron los acontecimientos en Brasil, que dejan entrever un rebrote de la inestabilidad política en el país vecino, con derivaciones aún difíciles de discernir. Los temores a que una nueva crisis política pueda trabar las reformas económicas en marcha y ralentizar la recuperación de la economía se vieron reflejados en la reacción de los mercados, con un descenso de 8,8% en el índice Bovespa, principal referente de la bolsa paulista, y una caída de 7,3% en la cotización del real, hasta R$ 3,37 por dólar.

La incertidumbre se contagió a otros mercados emergentes y se dejó sentir también en Argentina, con descensos en acciones, suba del riesgo país y un alza en la cotización del dólar, aunque en todos los casos con movimientos mucho más acotados que los de los mercados brasileños. En particular, el jueves el tipo de cambio en nuestro país llegó a quebrar la barrera de los $16 por dólar, marcando el jueves un alza de 2,4% en un día, algo más de lo que había subido en las dos semanas previas y de lo que rinde una Lebac en todo un mes (2,1%).

En este sentido, una suba moderada en la cotización del dólar, tal como la observada, contribuye a restar presión al Banco Central para sostener el valor de la divisa. Sin embargo, en la medida que la crisis política en el país vecino adquiera una dimensión mayor, afectando la incipiente recuperación de la economía brasileña, sus efectos podrían trasladarse a la Argentina, con un impacto más palpable en el sector automotriz, aunque también con ramificaciones en otros bloques industriales.

Por cada punto que cae la economía brasileña, la economía argentina se retrae alrededor de 0,25 puntos porcentuales, por lo que la baja acumulada de casi 8% registrada en 2015 y 2016 en el país vecino tuvo un impacto contractivo aquí de casi 2% en los últimos dos años. Es por ello que, si bien para 2017 se anticipaba un crecimiento prácticamente nulo en Brasil, cualquier evento negativo o que tienda a retrasar el alza esperada para 2018, podría restar impulso a la recuperación de la industria local, actualmente en marcha.

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