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Por no tener un plan, la economía de la Argentina está entrando en fase crítica

A raíz de la cuarentena obligatoria decretada por el Presidente Alberto Fernández, la macroeconomía argentina ha gestado en los últimos meses una serie de desequilibrios que constituyen verdaderos riesgos económicos que amenazarán la recuperación económica. Los frentes fiscal, monetario y cambiario deben ser atendidos con extrema cautela para evitar una nueva crisis.

Con una brecha entre el dólar oficial y el dólar blue en el orden del 79%, con una caída muy importante de las exportaciones argentinas, con fuertes bajas del precio de los commodities, con cierre de pymes y de comercios en todo el país, con una tasa de desempleo del 15%, con un aumento del hambre en el Conurbano Bonaerense, con miles de familias de clase media asistiendo a los comedores comunitarios para conseguir un plato de comida, entre otros muchos problemas, es fundamental que el Gobierno tome nota de este muy complicado estado de la economía argentina y actúe en consecuencia.

Estos desequilibrios son de una naturaleza y magnitud que se explica por las características propias de la economía argentina, la situación específica que vivía la economía al momento de la llegada de la pandemia y la profundidad de la recesión generada por la extensión y la intensidad de las medidas de aislamiento.

Y este panorama ya de por sí crítico, se profundiza a raíz de las afirmaciones del Presidente Alberto Fernández cuando sostiene que «él no cree en los planes económicos».

Para solucionar específicamente el rápido crecimiento del déficit fiscal, el desborde monetario, el desequilibrio cambiario, los controles para el acceso al mercado y la brecha cambiaria existente entre la cotización oficial y las paralelas, es fundamental tener un plan económico. Teléfono para el Jefe de Estado.

A su vez, estos tres desequilibrios no son independientes e interactúan entre sí. Desandar el camino de los últimos meses en cada uno de estos frentes debería ser el más importante y casi excluyente objetivo del equipo económico en los próximos meses. De lo contrario, la persistencia (o agravamiento) de estos desajustes, en cada uno de los frentes, puede resultar en una corrección cambiaria fuerte y repentina, con la consecuente aceleración inflacionaria y una nueva contracción económica.

Por otro lado, en el plano fiscal es notable la rapidez con que se ha deteriorado la posición del presupuesto público. El hundimiento de los recursos tributarios (que crecen muy por debajo de la inflación desde el mes de abril) junto con el crecimiento de las erogaciones extraordinarias propios de la pandemia, llevaron a un crecimiento del déficit fiscal primario que se ubica en el primer semestre del año en el 3,3% del PBI, más del doble del déficit primario acumulado al mismo momento en el año 2015. De esta manera se proyecta un desequilibrio fiscal total que superará cómodamente el 8% del PBI, configurando el desequilibrio fiscal más grande de las últimas décadas.

En este contexto económico muy delicado, donde millones de familias no llegan a fin de mes, donde todos los días se cierran pymes, donde todos los días se potencia el endeudamiento de la ciudadanía argentina, donde todos los días crece en forma exponencial la inseguridad en la calle, me pregunto si es el momento ideal para presentar una reforma judicial en el Congreso. Creo que los argentinos necesitan respuestas inmediatas para empezar a resolver el problema del hambre, del desempleo y de la inseguridad.

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