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Sacerdote Robert Sirico: «¿Quiere ayudar a los pobres? Abra una empresa»

En el marco de la polémica por la pobreza y cómo se debe abordarla para poder superarla, el sacerdote, Robert Sirico, afirma: «¿Quiere ayudar a los pobres? Abra una empresa».

Cabe destacar que Robert Sirico es un sacerdote de origen italiano, criado en Brooklyn (EEUU) junto a judíos, chinos y polacos, tiene más cosas que contar.

Es un sacerdote que en la década del 70 fue un ardiente izquierdista y que poco a poco fue derivando hacia posiciones liberales y conservadoras .

Es un sacerdote que desde hace años combina el cuidado de su parroquia en Grand Rapids (Michigan, EEUU) con la defensa de la libertad económica, y en este contexto hace pocos días Robert Sirico presentó un libro en Madrid, de la mano de la Fundación Civismo, en defensa del libre mercado, en el que argumenta cómo la antropología católica es totalmente compatible con el capitalismo.

A continuación las principales definiciones del Sacerdote Robert Sirico:

“La Iglesia se ha opuesto al libre mercado radical, pero no a las instituciones que posibilitan el libre mercado: el Estado de derecho, la propiedad privada, el ánimo emprendedor, la santidad del trabajo”.

“Los mercados nos dicen la verdad sobre la realidad de la oferta y la demanda, pero no nos dicen la verdad sobre quién es el ser humano. El mercado libre no es la salvación del mundo, pero es lo que ofrece la mejor oportunidad para la prosperidad humana y para que cada persona elija en libertad. Obviamente, la economía por sí sola no puede responder a las grandes cuestiones de la vida: para qué estoy en el mundo, cómo puedo amar, cómo llevar una vida moral. Pero prefiero vivir en una sociedad en la que mucha gente tenga acceso a comida, agua limpia o bienes materiales en general”.

“Durante la mayor parte de la historia, el ser humano ha vivido en la subsistencia, pero hace dos siglos eso empezó a cambiar gracias a la globalización de la economía. Esto no significa que no haya personas necesitadas, pero en términos globales el ser humano vive ahora mejor que en ningún otro momento. El índice más claro es la población: no sólo nacen más niños, sino que todos vivimos más años”.

“El Papa es de Argentina y durante la dictadura de Videla empatizó con muchos perseguidos que eran de izquierdas. No creo en absoluto que sea un marxista o un partidario de la Teología de la Liberación, pero, como él mismo ha admitido, no entiende muy bien los mecanismos de la economía. Por ejemplo, en Laudato si’ hace una crítica de la industrialización mientras defiende la importancia del trabajo. También dice que el periodo industrial fue el peor de la historia del hombre, y no puedo entenderlo. ¡Al contrario, fue el mejor! Se mejoró el acceso a recursos, el nivel de vida, la longevidad… Y fue precisamente la libertad de contratación, el trabajo libre, lo que lo permitió. Me gustaría que el Papa leyera un poco más de economía”.

“Hay santos que fueron ricos y santos que fueron pobres. La codicia es en efecto una gran tentación, pero también lo es la envidia al que tiene más. Como dijo San Agustín hablando de otra parábola: el rico epulón no fue al infierno por ser rico sino por orgulloso, y el pobre Lázaro no se salvó por ser pobre sino por humilde”.

“Los mercados libres dependen de la división del trabajo: cada uno de nosotros puede producir la parte de un bien, no el bien completo, y otra parte se puede fabricar en otro lugar. Si se acepta esta premisa, sabemos que la división del trabajo se extenderá por todo el mundo, porque las fronteras son algo económicamente artificial: si otro país fabrica un bien que nos interesa, acudiremos a ese país. Por lo tanto, la globalización facilita la prosperidad de todas las personas de todos los países, aunque obviamente no al mismo tiempo. Pero hay que hacer una diferencia entre globalización, que es lo que acabo de describir, y el globalismo, que es el aparato político que trata de controlar la globalización. Ahí es donde entran la ONU, la Unión Europea y demás estructuras”.

“No sólo diría que es posible ser defensor de la globalización y contrario al globalismo, sino que es necesario.  Un defensor de la economía libre defenderá también las menores interferencias posibles en esa economía, y las mencionadas estructuras tratan de intervenir en la cultura y en la prosperidad de las personas”.

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